Cuando él me hablo sobre mi
“identidad”. El “recuperar lo que yo era cuando nos conocimos… al chico del que
se enamoró”, movió muchas cosas dentro de mí. Me hizo plantearme si de verdad había cambiado tanto, dejado viejas costumbres, algunos amigos…
si de verdad había perdido mi identidad.
Como lo mencioné en algún momento, soy profesor de preparatoria. Y, cierta ocasión, algunos días después del "día cero", sucedió algo que
bien pudo ser una coincidencia… pero yo preferí tomarlo como señal.
Salía de mi última clase del día y
bajaba las escaleras pensando en esa cuestión referente a la identidad. ¿En
verdad había perdido mi identidad? Le pedía a Dios, al Universo, a las energías
o a lo que fuera que me ayudara a retomar el camino y a encontrar mi identidad
si de verdad la había perdido cuando, de pronto llega una ex alumna y…
-
Maestro
– se acerca a mí extendiendo un pequeño objeto en su mano derecha.
-
¿Qué
pasa? – pregunte un tanto distraído.
En
ese momento veo que lo que me entregaba no era otra cosa más que una vieja identificación
mía. La primera credencial que tuve como docente al comenzar a dar clases.
-
La
perdió hace mucho y yo la encontré pero no había podido regresársela.
-
Gracias
– dije – más vale tarde que nunca.
La
verdad es que efectivamente se trataba de una credencial que yo había perdido hacía más de dos años atrás.
Y no sé si se trató o no de una señal, pero para mí fue como un: estás haciendo
las cosas bien, así que comenzaras a tener las respuestas que necesitas. Asi que desde ese día siempre cargo conmigo mi vieja credencial que me recuerda que jamás debo dejar de ser yo mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario