- El Billar (Primera Parte) -

Creo firmemente que para entender como llegué a donde llegué es conveniente que cuente algunas historias ocurridas en el tiempo previo a la llegada del que creí sería el “señor correcto”. De hecho, esta historia ocurrió el día en que comencé a conversar con él hace casi cuatro años.

Luego de terminar mi conversación con Ernesto, Josie pasó por mí y nos dirigimos a un billar de moda (en ese entonces).

Cuando llegamos al billar el lugar no parecía estar muy concurrido. El estacionamiento no era muy grande y aun así había lugar para aparcar el auto frente a la puerta de acceso principal. Al ingresar nos dimos cuenta de que las apariencias engañan. Gente por aquí y gente por allá, meseros caminando de un lugar a otro con las charolas repletas de bebidas alcohólicas y botanas. Al fondo, las cuatro chicas (amigas de Josie) ya nos esperaban impacientes. Al vernos dijeron al unísono:

- ¿Hola, por qué tan tarde?

- Solo nos retrasamos diez minutos - respondió Josie - No esperaban que llegáramos exactamente a las nueve, ¿o sí?

- Claro que no – contestó una de las chicas, la más atractiva.

- Es que nosotras llegamos desde hace más de una hora - dijo la más corpulenta, que además parecía la más desinhibida.

- ¿Por qué tan temprano? - pregunté.

- No sabemos – dijo nuevamente la más atractiva.

- ¿Cómo es posible que no sepan? - insistió Josie – Esperen, ¿Cuánto han bebido?

- Ya dejemos el tema mejor - dije - Mucho gusto, ya era hora que las conociera.

- Si, Josie nos ha hablado maravillas de ti - por fin rompió el silencio una de las chicas que no había tenido la oportunidad de hablar.

- ¿En verdad? me siento alagado - respondí.

- Sí, pero, no nos queda claro algo.

- ¿Qué cosa? – Pregunté.

- ¿Cuándo exactamente comenzaron a ser novios?

- No somos novios - Respondimos Josie y yo al mismo tiempo.

- ¡Ah! - Exclamo la chica que había roto el silencio al final - Entonces te estamos confundiendo con alguien más. ¡Mesero, otro margarita por favor!